HIMNO NACIONAL MEXICANO

FRANCISCO GONZALES BOCANEGRA (1824-1861) y JAIME NUNO (1824-1908)


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El Himno Nacional

CORO

 

Mexicanos, al grito de guerra
El acero aprestad y el bridón,
Y retimble su centro la tierra
Al sonoro rugir del cañón

I

Ciña ¡oh Patria! tu sienes de oliva
De la paz el arcángel divino,
Que en el cielo tu eterno destino
Por el dedo de Dios se escribió.

Mas si osare un extraño enemigo
Profanar con su planta tu suelo,
Piensa ¡oh Patria! querida que el cielo
Un soldado en cada hijo te dio.

II

En sangrientos combates los viste,
Por tu amor palpitando sus senos,
Arrostrar la metralla serenos,
Y la muerte o la gloria buscar.

Si el recuerdo de antiguas hazañas
De tus hijos inflama la mente.
Los laureles del triunfo tu frente
Volverán inmortales a ornar.

III

Como al golpe del rayo la encina
Se derrunba hasta el hondo torrente,
La discordia vencida, impotente,
A los pies de arcángel cayó.

Ya no más de tus hijos la sangre
Se derrame en contienda de hermanos
Sólo encuentre el acero en sus manos
Quién tu nombre sagrado insultó.

IV

¡Guerra, guerra sin tregua al que intente
De la patria manchar los blasones!
¡Guerra, guerra! Los patrios pendones
En las olas de sangre empapad.

¡Guerra, guerra! En el monte, en el valle
Los cañones horrísonos truenen
Y los ecos sonoros resuenen
Con las voces de ¡Unión! ¡Libertad!

V

Antes, Patria, que inermes tus hijos
Bajo el yugo su cuello dobleguen.
Tus campiñas con sangre se rieguen
Sobre sangre se estampe su pie.

Y tus templos, palacios y torres
Se derrumben con hórrido estruendo,
Y sus ruinas existan diciendo:
De mil héroes la patria aquí fue.

VI

Vuelva altivo a los patrios hogares
El guerrero a contar su victoria.
Ostentando las palmas de gloria
Que supiera en la lid conquistar.

Tornarénse sus lauros sangrientos
En guirnaldas de mirtos y rosas,
Que el amor de las hijas y esposas
También sabe a los bravos premiar.

VII

Y el que a golpe de ardiente metralla
De la patria en las aras sucumba.
Obtendrá en recompensa una tumba,
Donde brille de gloria la luz.

Y de Iguala la enseña querida,
A su espada sangrienta enlazada,
De laurel inmortal coronada
Formará de su fosa la cruz.

VIII

¡Patria! ¡Patria! tus hijos te juran
Exhalar en tus aras su aliento
Si el clarín con su bélico acento
Los convoca a lidar con valor.

¡Para ti las guirnaldas de oliva!
¡Un recuerdo para ellos de gloria!
¡Un laurel para ti de victoria!
¡Un sepulcro para ellos de honor!


 

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